Un universo en los brazos de otro, tal es el último legado de los almorádicos que todavía habitan nuestra ciudad, Rabat, una capital sorprendentemente encantadora que es el escenario de su país, Marruecos.
La Kasbah des Oudayas es una amalgama cultural e histórica viva que vale la pena visitar!
La kasbah de los oudayas en el pasado
La historia fue escrita en el siglo XIII: la Kasbah iba a servir como base para los ejércitos marroquíes que iban a conquistar Andalucía en ese momento, y el nombre de la ciudad de Rabat deriva de Ribat, que era una comunidad religiosa establecida que fue a la guerra contra los "Infidles".
En 1818, la ciudad adoptó el nombre de Rabat después de la renuncia a la raza del sultán Moulay Slimane.
En 2012, la Kasbah fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Un paseo en el corazón de la Kasbah
Paseando por la Kasbah, nos recibe por primera vez la imponente puerta de Bab Al Kebir, una maravilla que nos transporta directamente a la cultura andaluza con sus enormes paredes y hierro forjado.
Esta suntuosa arquitectura es ahora el último testigo de otra vida en el mismo lugar.
Sin embargo, no podemos darnos el lujo de hablar de la Kasbah des Oudayas sin mencionar las estrechas callejuelas que huelen como el cuero de las zapatillas y el té dulce del café chino mixto, además estamos obligados a parar por un momento para disfrutar del famoso té de menta disfrutando de los silencios del lugar, así como la impresionante vista con vistas al Ouedreg Bourg , el área circundante de Salé y la suntuosa Torre Hassan.
Casas pintadas en blanco y azul que evocan la antigua Grecia, jarrones de terracota por todas partes dispersos, vernáculos y riads tradicionales que combinan "arte, modernidad y cultura", sal marina y niebla matutina que te hace soñar a plena luz del día y especialmente a los animados lugareños que comunican su alegría de vivir de paso, un lugar de escape para los turistas y un punto de operación cultural para los turistas!
Rabat o el destino imperdible
Este templo histórico es un refugio para artistas jóvenes, una inspiración para los adultos, un destino de viaje imperdible para los turistas y un lugar voluptuoso para visitar al menos una vez en la vida.
La Kasbah de los Oudayas es una prueba concreta de que el arte y la guerra pueden ir de la mano y nuestro querido Rabat sigue siendo testigo de esta inmortalidad